Técnicas Especiales
A partir del grado de Primer Dan (que se alcanza aproximadamente al cabo de cinco años practicados con dedicación) el alumno ingresa al segundo nivel en donde resulta fundamental practicar sin cesar el material del nivel anterior, especialmente el arte de la patada, insistir con el entrenamiento de impacto, y nunca dejar de repetir una y otra vez las formas que se van sumando, pues ellas contienen el germen de lo que se esboza como Taekwon-Do avanzado. Las formas contienen el legado de generaciones anteriores (el pasado), el núcleo para la formación de quienes hoy practican (presente), y la base para el desarrollo de este arte (futuro). De ahí la importancia que le asignaba el General Choi a haber desarrollado sus propios esquemas (tul). Si el alumno no cumple con la pauta de hacerse uno -consustanciarse- con la forma, no podrá considerarse dentro del Segundo Nivel, que tiene una duración de al menos una década. En cada uno de los grados de cinturón negro, más que aprender técnicas nuevas (salvo las que enseñan las formas), en nuestro método el practicante es expuesto a “secuencias modelo”. En nuestra escuela tenemos dos grupos de 24 secuencias modelo:
Combate a un paso y “Defensa Personal” Tradicional
Escribimos “defensa personal” entre comillas porque cada bloqueo, golpe o patada practicado desde el primer día es justamente la esencia de nuestra idea de la defensa personal. De hecho, las técnicas que componen estas secuencias no son las más prácticas para la defensa personal, sino las que entendemos mejores para continuar con la formación del alumno. Al aludir a “tradicional” nos referimos a modelos que receptan mucho de lo que el alumno habrá dominado durante la primera etapa, combinándolo y permitiéndole explorar movimientos que potenciarán el conocimiento que ya tiene. La práctica de “combate a un paso” (il bo matsogui) es tradicional en Taekwon-Do, y consiste en dar respuesta al ataque de un oponente que arremete (usualmente con golpe de puño directo) dando un paso largo, previa advertencia. El valor de ese tipo de práctica ha sido puesto en duda, con mucha razón, y no son pocas las escuelas que han abandonado su práctica por resultar una inversión de tiempo poco rentable y que podría resultar hasta fantasiosa. Lo que llamamos “Defensa Personal Tradicional” es una serie de respuestas a agarres (de muñecas, de la solapa, del cabello, etc.) y ante patadas que salen de lo estándar. Una de las primeras obligaciones del instructor de artes marciales es la de la integridad: no permitir que sus alumnos se engañen respecto de sus posibilidades. Los cinturones tienen un significado implícito, y otorgarlos muy rápidamente puede distorsionar la perspectiva del alumno. Enseñarles demasiadas cosas (formas, combate, patadas en salto y giro, roturas, combate a un paso, etc.) y acostumbrarlos a que no puedan dominar ninguna, y aún así premiarlos, es una fórmula segura para incentivar la mediocridad y sobre todo para que ese alumno no aprenda a defenderse. En el contexto de poco tiempo de práctica, el combate a un paso es probablemente un estorbo, “un aporte más a la confusión general”, y resulta más razonable optar por enseñar poco y bien. Por ello nosotros reservamos este material para el Segundo Nivel. Quienes pretendan encontrar en el combate a un paso la realidad misma de la defensa personal, se engañan (pues, insisto, la habilidad para la defensa personal surge de la combinación espontánea que en un momento y lugar determinado, un practicante hará con todo lo que ha experimentado en su entrenamiento). El combate libre es una práctica “viva”, en la que el oponente es impredecible y nos fuerza a acomodarnos. En cambio, el combate a un paso, a pesar de permitir una gran variedad de golpes, palancas, etc. es una práctica “muerta”, que asume que el oponente queda congelado luego del primer ataque, y que no va a hacer otro ataque que el pactado. El combate libre, cuando permite el uso de los puños, es más cercano a la defensa personal que el combate a un paso. Por supuesto que en el arte marcial hay otros modos de práctica “viva”, con más o menos limitaciones, que son muy útiles. ¿Tiene sentido entonces practicar el combate a un paso? Depende. Se trata de un ejercicio marcial, un ámbito controlado para estudiar algunos aspectos técnicos del Taekwon-Do. Permite apreciar ángulos de entrada, la utilidad de posturas en determinadas situaciones, desplazamientos circulares, derribos, palancas y otros movimientos contenidos o insinuados en las formas. Es también el ámbito donde, en un nivel experto, confluyen el Taekwon-Do con todas sus fuentes y artes marciales emparentadas, y donde conocer sobre dichas disciplinas potencia el rendimiento del Taekwon-Do. El combate a un paso mal ejecutado es un fósil, pero bien hecho es un modo de mantener vital y despierta la tradición del Taekwon-Do.
A mi entender, sólo es aconsejable que practique combate a un paso un alumno que, además de tener un manejo muy solvente de las técnicas de Taekwon-Do contenidas en las primeras cinco o seis formas, esté en condiciones de abrirse a una dimensión más compleja,menos “cuadrada” que la que muestran las formas. Soy consciente que mi visión es bastante restrictiva, pero mi recomendación evita adoptar modelos excesivamente simples y básicos de combate a un paso que necesariamente adoptan desplazamientos lineales y que consienten una total falta de realismo que los principiantes no están en condiciones de filtrar. Por todo ello, es preferible postergar el combate a un paso y aprovechar el entrenamiento inicial para consolidar los movimientos básicos, su pateo, el combate y su capacidad de impacto. Mientras el alumno no haya alcanzado unas 200 horas de clase, quizás sea mejor no incursionar en el combate a un paso. Las secuencias de Combate a un Paso y de Defensa Personal Tradicional son practicadas por los cinturones negros de 1ro hasta rendir 4to Dan, lo cual ocurre aproximadamente al cabo de 15 años de entrenamiento serio. Estas secuencias, no obstante haber sido muy bien diseñadas, tampoco tienen en sí mismas un valor extraordinario. Su virtud radica en que, siendo ejecutadas aplicando los parámetros de movimiento aprendidos en el Primer Nivel, refuerzan y le dan sentido a lo anterior permitiendo apreciar más cabalmente el potencial físico del Taekwon-Do. Aquí se hace más entendible para qué sirven las posturas, las trayectorias de los brazos que se aprecian en los bloqueos fundamentales, el sentido de algunas técnicas contenidas en las formas. Y se integra todo eso con los ángulos de entrada, desplazamientos y giros que el alumno habrá aprendido en el contexto del combate, pero no aplicados a movimientos de corta distancia en manipulación del oponente. Estas secuencias modelo podrían ser entendidas por analogía con un plan de lecturas recomendadas. Mientras que en la primera etapa el alumno habrá aprendido a leer y escribir, a armar estructuras sintácticas correctas, y a poder comunicarse y comprender (procesar adecuadamente) información escrita de dificultad estándar, en esta nueva etapa el alumno debe leer literatura bien escrita que lleva ínsita patrones especialmente ricos. No se trata de memorizar esos libros, sino de estudiarlos con una profundidad tal que se puedan apreciar e identificar esos patrones.
¿Qué habrá logrado el alumno al “completar” el Segundo Nivel? Habrá recibido el total de conocimientos de nuestro programa de Taekwon-Do (lo cual implica que tendrá todo el material para procesar en la Tercera Etapa) y habrá accedido a la llave para aplicar las técnicas básicas (kibon tradicional) que integran las formas en combate real ( esto último es la especialidad del Mtro. Adrogué).
Este segundo nivel es, en la figura del trigrama, la que se identifica con la humanidad 人 (in), esa complejidad de tensiones entre lo terrenal y lo espiritual. Aquí el practicante comienza a ver elevarse su nivel, a ver que hay algo más que lo meramente físico, y trabaja sobre ese plano, “con los pies sobre la tierra pero los ojos al Cielo”. El practicante usa elementos técnicos avanzados (aunque no perfectos) que le permitan ascender. Debe quedar claro que las secuencias que ofrecemos están lejos de ser el corazón de esta etapa, sino que son tan solo un elemento que se agrega. Esta etapa aconseja la repetición incesante de formas, sin descuidar lo demás. Las formas son piezas de sabiduría ancestral que al practicarlas nos sugieren ideas. Nunca he dejado de sorprenderme cómo, después de años de practicar una misma forma, cierto día tengo un momento Eureka en que advierto algo que he tenido delante mío todo el tiempo y no podía ver. Así es la práctica.
En otra parte de este sitio web hemos citado el trabajo de especialistas que afirman que “se requieren diez mil horas de práctica para alcanzar el nivel de dominio propio de un experto de categoría mundial, en el campo que fuere.” En un año hay 52 semanas. Asumiendo un practicante dedicado que asiste a clase tres veces por semana, y restando seis semanas en concepto de vacaciones, ausencia por enfermedad, viaje, etc, a razón de una hora y media por clase tres veces por semana (asumamos con un redondeo generoso, cinco horas semanales), ese alumno habrá practicado 230 horas por año, 2300 en diez años. O sea que le tomará cerca de 25 años de entrenamiento enfocado, metódico y serio con el ritmo antes descripto llegar al nivel experto. En Oriente las artes marciales no son un hobby sino una elección que implica, sin ninguna ansiedad por llegar a resultados, el compromiso de iniciarse en un camino que lo llevaría a uno a ser un experto. Cuando uno llega a cinturón negro debe asumir ese comprimiso. Dicen los coreanos “El que hace Taekwon-Do todos los días, ése practica. El otro juega al Taekwon-Do”. Es un estándar alto, no es para cualquiera. No cualquiera llega a ser un experto en algo. Quien completa este nivel, quien supera las 10.000 horas de buena práctica, puede considerarse un experto.
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Video de 24 secuencias de Combate a un Paso
https://www.youtube.com/watch?v=1–AQZDNwkg